Elena Labrador (1º A ESO)
Aquella figura atravesando el puente captó toda su atención, eran apenas cuatro pinceladas esbozando una silueta femenina. No conocía aquel cuadro, ni siquiera había visitado antes el museo pero en el instante en el que entró en la sala, la pintura lo atrapó, estaba seguro; él conocía a aquella mujer.
Aunque en la sala de arte no se podían hacer fotos, decidió hacer una a escondidas. Siguió visitando el museo, pero aquella imagen no dejaba de rondarle por la cabeza. Cuando terminó la visita, volvió a casa. Estuvo toda la noche en vela. Decidió ir por la mañana al museo para preguntar quién había pintado aquel cuadro.
El nombre del pintor era un tal Jason Baner. Cuando llegó a casa se conectó a Internet e investigó sobre aquel pintor. Vivía en la ciudad, no muy lejos de allí, en un barrio próximo al suyo. No era un pintor muy conocido, hacía años que no se sabía nada de él. Vivía en Train Street, en el número 17.
Decidió ir a visitarlo. La casa no era muy grande. Tenía un pequeño jardín, no muy cuidado y la fachada estaba llena de enredaderas. En la entrada del jardín había un buzón con el nombre de Jason Baner. No parecía una casa muy acogedora. La puerta del jardín estaba abierta, así que entró. Llamó al timbre y oyó unos pasos pesados y al abrirse la puerta se encontró con un hombre mayor y con el ceño fruncido delante suya.
El hombre se quedo esperando con cara de pocos amigos, por lo que no tardó en identificarse. El hombre también se presentó como Jasón Baner. No parecía estar muy atento a lo que le decía hasta que oyó nombrar aquel cuadro. Su cara cambió y le invitó a entrar en la casa.
La casa tenía un estilo antiguo, pero era confortable. Se sentaron en el salón y empezaron a hablar. El pintor le contó que él había visto a aquella mujer corriendo por el puente, hacía más de treinta años. Parecía que la estaban persiguiendo y gritaba pidiendo ayuda. El pintor intentó ayudarla pero antes de poder llegar hasta ella la perdió de vista. Nunca lo había olvidado y había hecho un cuadro sobre aquella mujer.
Él le contó que aquella mujer le resultaba familiar pero no conseguía recordar quién era. El pintor le preguntó si no tenía o había tenido nadie en su familia con algún parecido a ella. Entonces, pensó en su madre que había desaparecido pocos meses después de nacer él. ¿Y si fuera su madre el personaje del cuadro? ¿Por qué estaba siendo perseguida ? ¿Por quién? ¿Había sido asesinada? Todas esas preguntas le vinieron de golpe pero se arrepintió de haberlo pensado.
Se despidió del pintor y le dijo que había sido una tontería suya el venir a verle y que no tenía mayor importancia. Le pidió disculpas por las molestias y volvió a su casa.
Pero cada día que pasaba, intuía que esos pensamientos se acercaban cada vez más a la realidad. Había sido adoptado con pocos meses, después de haber sido encontrado y acogido en un orfanato. Le habían encontrado con dos meses, el 17 de marzo de 1968. Habían pasado 30 años desde aquel día. El pintor le había facilitado las mismas fechas; los datos encajaban. Buscó en los periódicos de aquel año, para ver si encontraba alguna noticia relacionada. La encontró; hablaban de una mujer desaparecida esa misma fecha.
Fue a la policía para averiguar si tenían en los registros el nombre de la mujer desaparecida el 17 de marzo de 1968. En efecto, había sido hallado el cuerpo de Vanesa Tyler unos pocos días después de su desaparición en las inmediaciones del puente. No habían podido averiguar quién la había matado y habían dejado el caso abierto.
Este descubrimiento le impactó tanto que el policía que le atendía le preguntó si se encontraba bien. Su madre se llamaba Vanesa Tyler, claro, él tenía el nombre porque lo habían dejado anotado cuando le abandonaron con su fecha de nacimiento y también, tenía una fotografía algo borrosa de un bebé con su madre, que le habían entregado cuando se había ido del orfanato . Acababa de descubrir que habían asesinado a su madre. ¿Pero por qué había sido asesinada?
Entonces, él aclaró que era su hijo para que le pudieran dar la mayor información posible. Buscaron en los archivos y le dieron un papel que habían encontrado en el bolsillo de Vanesa Tyler.
En el papel algo borrado por el paso del tiempo decía: “NECESITO AYUDA, LA CIA ME PERSIGUE”. ¡Qué sorpresa! Entonces su madre estaba relacionada con la CIA , lo que explicaba por qué el caso no había sido resuelto.
Investigó sobre la CIA en Internet. En aquella época, varios asesinatos habían sido relacionado con la CIA en esas fechas. Necesita averiguar que había pasado con su madre.
Fue al Registro Civil para pedir información. Le dijeron que su madre había fallecido con 32 años. Vivía en Central Street, número 25.
Se dirigió entonces a esa dirección y se encontró con una casa abandonada. La puerta estaba entre-abierta y pudo entrar sin ningún problema. La casa no era muy grande, tenía un salón con cocina, un baño y una habitación. Empezó a buscar en el dormitorio entre un amasijo de papeles algo que le pudiera resultar útil para investigar sobre el asesinato de su madre. Encontró el diario. Empezó a leerlo por las últimas páginas. Decía que había cometido un gran error, había pasado información valiosa en una equivocación al otro bando. La CIA al descubrirlo la estaba persiguiendo y la querían matar. Estas eran las últimas palabras de su madre en el diario...
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